Celso Garrido Lecca: “Soliloquio I” para flauta sola – Vanguardia peruana

por Manuel Domingo Carranza Cueto

El compositor peruano Celso Garrido-Lecca (n.1926)

En el año 2000 tuvo lugar un reconocimiento muy importante a uno de los compositores peruanos más destacados de la segunda mitad del siglo XX y cuya importancia en el legado musical iberoamericano es sumamente valorada y admirada. Estamos hablando del maestro Celso Garrido-Lecca (n. 1926) quien obtuvo el III Premio Tomás Luis de Victoria – galardón otorgado por SGAE (Sociedad General de Autores y Editores, Entidad de Gestión de Derechos de Propiedad Intelectual con sede en España) con una dotación económica de 20.000 euros y supone el más alto reconocimiento público a un compositor vivo por su contribución al enriquecimiento de la vida musical de la comunidad iberoamericana a lo largo de su trayectoria profesional y a través de su labor intelectual. 

El maestro quedó ganador de un total de 55 compositores provenientes de 15 países iberoamericanos ­todos ellos de reconocidos méritos­ y, luego de un detenido escrutinio, se le declaró como triunfador, lo que se comunicó públicamente el jueves 18 de octubre del mismo año en una ceremonia realizada en el Palacio de Bellas Artes de Ciudad de México. Este importante premio es equivalente, para muchos entendidos, al famoso Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes, considerado como el galardón literario más importante en la lengua castellana y que en algún momento – en el año 1994 – también lo ganó un peruano, el importante escritor Mario Vargas LLosa (n. 1936)

El maestro Celso Garrido-Lecca recibe la máxima distinción para un compositor en el mundo hispano, el Premio Tomás Luis de Victoria (2000)

El maestro Garrido-Lecca compuso, en el año 1992, una obra de suma importancia para la literatura de la flauta y que podría considerarse como una de las obras más sobresalientes de la música para este instrumento en Iberoamérica. Nos referimos al “Soliloquio I” para flauta sola.

Pero antes de ahondar en detalles sobre esta interesante y hermosa composición es pertinente conocer algunos aspectos sobresalientes de la vida y el intenso  recorrido artístico de este insigne compositor.

Celso Garrido-Lecca nació en Piura (Perú) el 09 de marzo de 1926. Al fundarse en Lima el Conservatorio Nacional de Música en 1946, ingresó para seguir estudios musicales, que pocos años más tarde lo llevaron a seguir la especialidad de composición, con el profesor Rodolfo Holzmann. En 1950 viajó becado a Santiago de Chile a concluir y perfeccionar su formación como compositor en la Facultad de Ciencias y Artes Musicales de la Universidad de Chile con el profesor Domingo Santa Cruz y realizando, paralelamente, estudios de composición con el maestro holandés Free Focke, radicado también en Santiago de Chile, quien lo inició en el dodecafonismo.

Cuatro años más tarde ingresó como compositor y asesor musical al Instituto del Teatro de la Universidad de Chile, donde permaneció por diez años, escribiendo numerosas partituras, muchas  de música incidental y desarrollando su estilo atonal, serial y politonal. 

En 1957 obtuvo el primer premio, concedido por la Sociedad Filarmónica de Lima (Perú) – importante entidad cultural en la capital – por su obra  “Divertimento” o también conocida con “Suite para quinteto de vientos”. 

Obtuvo posteriormente una importante beca, concedida por la Fundación Simón Guggenheim (1963-1964), para viajar a Estados Unidos y estudiar en Tanglewood (Massachusetts) con el afamado compositor Aaron Copland (1900-1990). 

En 1965 regresó a Chile para desempeñar el cargo de profesor en el Departamento de Composición en la Facultad de Ciencias y Artes Musicales de la Universidad de Chile, ocupando posteriormente la jefatura de dicho departamento. Durante su estancia en el país vecino de Chile es donde logra perfeccionar fehacientemente su estilo de composición y crea sus más importantes trabajos para múltiples conformaciones obteniendo muchos premios.

Estas obras son: Orden para piano (1953)

Sinfonía Nº 1 (1960):

Laudes I para orquesta (1963),

Elegía a Machu Picchu para orquesta (1965):

Antaras para doble cuarteto de cuerdas y contrabajo (1968).

Al instalarse el gobierno militar en Chile, el maestro regresó al Perú en 1973, desempeñándose como docente en Composición y Orquestación en la Escuela Nacional de Música (hoy Universidad Nacional de Música), institución de la cual fue director entre 1976 y 1979 creando un importante Taller de Música Popular, y familiarizándose con estilos, instrumentos y géneros musicales de este ámbito musical y que se ven reflejados en obras como la

Cantata popular Kuntur Wachana (1977):

Danzas populares andinas para violín y piano (1979):

Pequeña suite peruana (1979)

y Retablos sinfónicos (1980):

En 1982 se le otorgó la condecoración de la Orden de Mérito Civil en el Grado de Comendador del Gobierno Español y obtuvo, además, una beca del Ministerio de Asuntos Exteriores de España.

Desde 1983 continúa viajando a Chile, manteniendo un estrecho contacto con la vida musical de dicho país, en el cual frecuentemente estrena obras en conciertos de música contemporánea.  Además es miembro de la Sociedad de Compositores de Chile y de la Sociedad de Derecho de Autor (SCD).

En 1997 el gobierno chileno, en agradecimiento, le confirió la Orden Bernardo O’Higgins en grado de Oficial, por su reconocida labor de fortalecimiento de los vínculos de amistad entre los países de Chile y Perú.

A través de esta breve reseña podemos observar que el maestro Celso Garrido-Lecca es uno de los compositores más sobresalientes de su generación siendo un digno representante de la vanguardia musical sudamericana y que goza del merecido reconocimiento internacional. Sus obras han sido estrenadas y ejecutadas en diversos países de Latinoamérica – además del Perú y Chile – como también en Estados Unidos y Europa.

Centrándonos exclusivamente en la obra Soliloquio I (1992) esta pieza viene a ser la primera de un grupo de tres composiciones para instrumentos solistas. El trabajo fue dedicado al flautista peruano César Peredo, con quien trabajó exhaustivamente la partitura y quien le sugirió la composición la misma, buscando rememorar y evocar aires de paisajes andinos, a través de algunas frases melódicas pentatónicas – como se admira en la estética de la música altiplánica – pero bajo una propuesta musical de carácter y lenguaje muy personal y contemporáneo. El término “soliloquio” (utilizado por Garrido-Lecca en estos solos instrumentales) ha de entenderse como un intenso diálogo de las múltiples personalidades que un instrumento musical puede exhibir. Observaremos en la  pieza un interesante tratamiento polifónico interno del instrumento y la exploración de múltiples efectos, rangos y timbres y que a menudo resultan en presencia de dos o más voces al mismo tiempo. La partitura también exhibe un profundo conocimiento de las posibilidades técnicas de la flauta, con el uso de múltiples efectos como microtonos, multifónicos, frullato, entre otros recursos expresivos.

El maestro César Peredo, flautista peruano a quien se le dedicó  la obra

“Soliloquio I” del maestro Celso Garrido – Lecca.

Imagen de la primera ediciòn manuscrita de la obra “Soliloquio I” donde observamos en la parte superior izquierda que la obra fue dedicada al flautista peruano César Peredo.

Analizaremos entonces algunos pasajes de esta interesante obra:

La música comienza Lento y libre con notas tenidas, la nota Re parece asumir el papel de tónica en las tres primeras secciones, y en la segunda vuelta y tercera vuelta se le añade un vibrato al que se le termina dándoles un golpe de llave

Toda la introducción expresa un sentimiento de tranquilidad y suavidad sonora. Dividida en cuatro secciones (A-B-A’-B’), la composición se introduce sin indicación de compás con cambios frecuentes y repentinos, con expansión gradual de intervalos y ritmos, y efectos como los microtonos, utilizando también una técnica extendida muy habitual en la música contemporánea para instrumentos de viento llamada multifónicos en la que en ciertas frases y motivos musicales deben sonar con dos notas a la vez, y también introduce una variedad de frases utilizando armónicos artificiales (el maestro Peredo introduce algunas opciones de posiciones de digitación para algunos de estos multifónicos). En esta sección se muestra además la presencia frecuente de terceras menores en la forma de notas de adorno y motivos pentatónicos también, en una posible alusión al estilo tradicional de ejecución de los instrumentos de viento andinos, como la quena, por ejemplo.

En la segunda sección de la pieza (“Veloz”) la melodía se vuelve más ágil y muy rítmica, presentando un diálogo entre los rangos agudos y graves del instrumento. Al parecer, el maestro buscó producir la sonoridad de dos instrumentos dialogantes en este  punto de la música ;  mientras  que las notas en registro grave asumen el papel de una notas pedales en staccato, en el registro agudo se presentan motivos breves en legato.

Luego la melodía se vuelve un tanto calmada, expresiva  y misteriosa con algunos intervalos dodecafónicos.

Hacia el final la obra – en el cuarto segmento, digamos – esta se  torna nuevamente rápida  y caótica con mayores saltos melódicos y de carácter más virtuoso. En este punto se exploran los registros sobreagudos de la flauta, mientras que en las últimas tres notas de la composición el compositor añade una nueva técnica extendida: el motivo va acompañado de la propia voz del flautista a modo de resoplido (con un alarido del intérprete y “cantando” el motivo en tesitura grave).

A continuación presento una lista de talentosos flautistas latinoamericanos que han dejado registros fonográficos de sus excelentes versiones y que comparto para el disfrute de tan hermosa composición: 

Horacio Puchet, flautista uruguayo nacionalizado mexicano e integrante de la Orquesta Sinfónica Nacional de México.

Orlando Cela, flautista y director venezolano.

María Fernanda Castillo, flautista venezolana.

David Rivas Isakowitz, flautista peruano

La últma edición impresa de esta composición se puede adquirir oficialmente en el siguiente enlace: https://filarmonika.com/products/soliloquio-i-for-solo-flute

En conclusión, reitero que este maravilloso solo para flauta, compuesto por uno de los compositores más importantes de Sudamérica, es una obra muy importante para la literatura musical latinoamericana y que es digna de gran difusión dada la importancia del legado musical del maestro peruano. Sin duda alguna muchos flautistas de todo el mundo disfrutarán estudiando la obra y agregándola a su repertorio.


Manuel Carranza Cueto (1973)

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Flautista y compositor peruano. Ha sido integrante de las más importantes orquestas sinfónicas de Lima y actualmente viene desarrollando una intensa labor como compositor cuyas obras han sido estrenadas en Perú, USA, Brasil, Paraguay y Serbia. Sus composiciones se encuentran publicadas en el portal Sheetmusicplus.com