Las flautas de cristal de Claude Laurent y sus aportaciones al desarrollo de la flauta travesera

Por Montserrat Gascón

Photo: Flauta de ocho llaves construida por Claude Laurent en 1839. Fotografía: Museu de la Música de Barcelona

Desde el último tercio del siglo XVIII, los instrumentos de viento experimentaron en Europa una progresiva transformación debido a la nueva tecnología derivada de la Revolución Industrial. En Francia, este proceso comenzó más tarde y las modificaciones en la construcción de los instrumentos musicales fueron introducidas y aceptadas lentamente. Claude Laurent (1774-1849) fue uno de los primeros fabricantes franceses en aportar mejoras constructivas que afectarían de manera sustancial el desarrollo de la flauta travesera a lo largo del siglo XIX. 

El constructor de flautas parisino fue un innovador idealista y audaz que unió la perfección técnica y el refinamiento estético. Su pasión por la flauta le indujo a abandonar poco a poco su oficio de relojero hasta convertirse en el inventor de un instrumento musical que rozaba la perfección. Los conocimientos científicos y mecánicos que poseía, así como el dominio de los diferentes materiales, gracias a su formación en el ámbito de la relojería, lo llevaron a idear una flauta que desafiaba los efectos ambientales de humedad y temperatura a fin de preservar sus propiedades sonoras y resolver así uno de los principales problemas de los instrumentos de viento madera: la alteración de afinación y sonido ante las condiciones atmosféricas. 

LA FLAUTA DE LA ARISTOCRACIA 

Laurent diseñó una flauta de cualidades técnicas y musicales excepcionales que presentaba, a la vez, una elegancia y belleza capaz de cautivar a la aristocracia europea. Los instrumentos eran también sofisticadas obras de arte, objetos suntuosos construidos con metales nobles y cristal de alta calidad, de color blanco, azul o verde según su composición. El mecanismo y las anillas eran de plata, oro, bronce o con baño de oro, y las llaves podían ostentar, en los modelos más lujosos, piedras preciosas o semipreciosas.

Arriba, cuerpo inferior y pie de re del instrumento de 1820 preservado en el Musée de la Musique de París (E245), con amatistas sobre las llaves. Abajo, su pie opcional de do. Fotografías: Montserrat Gascón.

Los testimonios de la época, como los informes de expertos, los premios obtenidos y las publicaciones de la prensa internacional, muestran la admiración y reconocimiento que la nueva flauta suscitó en músicos, profesores y fabricantes de toda Europa. Asimismo, la información obtenida referente a la fascinación de la familia Bonaparte y otras personalidades por su trabajo, evidencia el impacto social que ocasionó.

El invento suscitó gran admiración y, rápidamente, su creador adquirió una sólida reputación y una distinguida clientela. En poco tiempo, Laurent trasladó su atelier a las galerías del Palais-Royal de París, centro del lujo, el glamour y la modernidad de la época, donde estaban instalados los comerciantes y artesanos más reputados del momento, atrayendo, entre otros, a personajes de clase alta que querían destacarse con un instrumento que destacaba entre los demás.

Probablemente, pocos profesionales podía11 n adquirirlos a causa de su elevado coste, y las flautas de cristal eran atesoradas muy a menudo por la aristocracia. Además de intérpretes y profesores eminentes, destacadas personalidades del momento las poseían para uso personal o para ofrecerlas como obsequio a sus artistas más admirados. Ejemplos destacables son el regalo de Napoleón Bonaparte al flautista Louis Drouët o el del emperador Maximiliano de México al pintor español Pelegrí Clavé, en reconocimiento a su obra. Aunque no he hallado indicios de que el emperador Napoleón I tocase la flauta, he constatado que poseyó varias flautas de cristal. También el zar de Rusia, Alejandro I; James Madison, presidente de Estados Unidos; el emperador Francisco I de Austria; José Bonaparte; el rey Luis Napoleón de Holanda; y el príncipe Gustaf Oscar Bernadotte de Suecia, entre otros, fueron propietarios de tales instrumentos.

Los clientes adinerados proporcionaban al constructor de flautas los medios económicos necesarios para mantener un proceso de manufactura de alto coste que garantizaba la excelencia de los resultados, no solo en lo que se refiere al diseño y a los materiales, sino también a la aplicación de la tecnología más avanzada. 

Flauta de cristal de ocho llaves de 1807 que el rey de Holanda, Luis Napoleón Bonaparte, regaló al flautista Louis Drouët al contratarlo como músico en su corte. Originalmente, presentaba diamantes en las llaves, los cuales desaparecieron a lo largo del tiempo. Fotografía: © Rijksmuseum Amsterdam

 RECONOCIMIENTO INTERNACIONAL

Las flautas de cristal fueron apreciadas internacionalmente y su creador disfrutó del respeto de compañeros de oficio como los innovadores Theobald Boehm o William Gordon, quienes le mostraron sus diseños de vanguardia. Otras figuras musicales preeminentes como el compositor Giacomo Meyerbeer; Adolphe Sax, inventor del saxofón; el constructor de flautas Claire Godfroy; y Louis Dorus, prestigioso profesor del Conservatorio de París, fueron propietarios de instrumentos de Laurent. Importantes instituciones científicas y artísticas como las “classes de mathématiques et des beaux-arts” del Athénée des Arts de la capital francesa o la comisión de expertos del Conservatorio Imperial reconocieron la perfección y superioridad del nuevo modelo sobre las otras flautas. 

Con la flauta de Laurent se interpretaba el repertorio habitual, con exigentes piezas de Devienne, Fürstenau y transcripciones de conciertos para violín. Hay constancia de recitales públicos de célebres flautistas como Guillou, Drouët, Dahmen o Berbiguier tocando una flauta de Laurent. Igualmente, se podía escuchar en la orquesta: el solista de la Allgemeine Musik-Gesellschaft de Zúrich, Johann Georg Bürkli-Füssli, tocaba una flauta de cristal y, según atestiguan las crónicas, lo hacía excelentemente. 

Durante más de cuarenta años, Laurent mantuvo su reputación como uno de los mejores fabricantes europeos y nunca dejó de introducir innovaciones y mejoras en sus instrumentos. Su producción refleja el proceso de evolución de la flauta a lo largo del siglo XIX e incluye desde instrumentos de una llave hasta los totalmente mecanizados del sistema Boehm. El inventario de su taller, realizado tras su muerte, demuestra que estuvo activo hasta el final de su vida, fabricando flautas de cristal y también de madera.

LA PATENTE DE 1806

Las continuas innovaciones tecnológicas de ese momento histórico hicieron necesario que cada país estableciera una legislación a fin de proteger los derechos de los inventores. En Francia, estos derechos fueron reconocidos plenamente con la llegada de la Revolución Francesa. Las nuevas leyes aparecidas en 1791 crearon y regularon las licencias de patentes para defender la propiedad intelectual. 

En los primeros años del siglo XIX era todavía poco habitual patentar los instrumentos de música. Al consultar el registro de patentes históricas conservado en el Instituto Nacional de la Propiedad Industrial de Francia (INPI), he constatado que entre 1791 ––año en que se instauró este registro–– y 1810, se aprobaron solamente dieciséis licencias relacionadas con la manufactura instrumental, entre ellas la «Patente de invención para la nueva fabricación de las flautas de cristal» de Laurent, de modo que se convirtió en el primero en patentar un instrumento de viento en Francia, y, por tanto, también una flauta. El 10 de septiembre de 1806 depositó la solicitud de la patente, que le fue otorgada el 21 de noviembre del mismo año. 

Fragmento de la patente manuscrita con la descripción de la flauta de cristal.
Fuente: Archives INPI.

INNOVACIONES TÉCNICAS

La genialidad de su modelo no se limitó al empleo del cristal como material de construcción, sino que introdujo numerosas modificaciones técnicas, entre las que cabe destacar el sistema de montaje de las llaves al tubo que sería esencial para la evolución de los instrumentos de viento madera; sistema que, con algunas variaciones, se sigue utilizando. Hasta ese momento, las llaves se sujetaban por medio de bloques de madera que se elevaban de la pared del tubo, una aguja metálica atravesaba el bloque y se insertaba en la llave a modo de eje. 

a. sistema de bloques de madera (Monzani, 1807)
b. sistema de platinas y pilares de Laurent
c. llave de un clarinete actual

Fotografías: a. D.C. Miller Flute Collection. Music Division, Library of Congress, b y c. Montserrat Gascón

Como este procedimiento resultaba inviable en el cristal, Laurent concibió un nuevo método de fijación mediante bases de plata atornilladas al tubo, de las cuales se elevaban pilares donde se colocaba la llave y su eje. Con la técnica propia de un hábil y experto relojero, Laurent creó un sistema sofisticado pero práctico, que combinaba el uso de diversos elementos como platinas o bases, pilares, ejes, resortes y tornillos de diferentes metales y aleaciones que asegurasen, según la función desempeñada, la efectividad y resistencia de todas las partes y piezas. 

6. Detalle de una de flauta de Laurent con fecha de 1823. Se puede observara la platina atornillada en el tubo y el pilar; debajo, la llave de si♭ y su eje. Colección privada. Fotografía: Montserrat Gascón

Pero esta no fue esta su única contribución mecánica al desarrollo del instrumento. Por ejemplo, algunas de sus flautas construidas en 1826 muestran ya los resortes de aguja empleados hoy en día en lugar de los resortes planos característicos de la época. Aunque tradicionalmente se había atribuido tal invención a Auguste Buffet al fabricar su modelo de flauta Boehm en 1837, la evidencia demuestra que Laurent los introdujo ya once años antes, y fue, probablemente, su creador. También fue pionero en utilizar encajes y anillas enteramente metálicos; introdujo diversos metales y aleaciones, por ejemplo, el acero templado y pulido en algunos elementos del mecanismo como los resortes y tornillos, para aportar mayor solidez. Asimismo, estos resortes eran más largos que los usados hasta ese momento para que fueran más elásticos y resistentes, tal como detalla la patente de 1806.  

En 1834, Laurent registró una segunda patente, esta vez para una flauta de trece llaves con una extensión que descendía hasta la nota Sol3, que superaba en facilidad de ejecución, peso y comodidad a los instrumentos similares ya existentes en Alemania. Asimismo, incorporó un ingenioso sistema constituido por finos hilos de plata que conectaban las llaves a las espátulas en lugar de las largas varillas de metal empleadas hasta entonces, que hacían que estas flautas fueran muy pesadas.

7. Dibujo de Laurent para la patente de 1834. Flauta de trece llaves. Fuente: Archives INPI.

UN NUEVO SONIDO

Más allá del aspecto preciosista de los materiales y de su refinado diseño, la flauta de Laurent destaca por su sonido singular, dulce y brillante, el cual, muy posiblemente, influyó en la evolución de la flauta a lo largo del siglo XIX.  La consideración mayoritaria de sus contemporáneos sobre la extraordinaria sonoridad del instrumento fue, posiblemente, un punto de inflexión que pudo redirigir la construcción de la flauta hacia la búsqueda de un sonido más «moderno» desde la perspectiva actual, en comparación con el de las flautas de madera o de marfil del momento. El efecto que la flauta de cristal producía al ser escuchada se manifiesta en los comentarios aparecidos en la prensa de su tiempo y en los informes especializados, los cuales, aparte de confirmar la perfección técnica del instrumento, resaltan la pureza, la homogeneidad y el brillo del sonido. Esta apreciación refleja el cambio que significaba en relación con la sonoridad de las otras flautas de su tiempo. 

Wunderlich, profesor del Conservatorio de París escribió en su método Principes élémentaires de la flûte de 1812 que «la flauta de cristal merece ser elogiada, no solo por su inalterabilidad ante la oscilación de temperatura, sino también por la belleza y el equilibrio de su sonido». Entre otros, el periódico de Leipzig Zeitung für die elegante Welt publicó en 1806 el siguiente comentario: «La flauta de cristal tiene el sonido más puro, pleno y homogéneo que las de madera o de marfil». El Allegemeine musikalische Zeitung, por su parte, declaraba en 1808 que «hay que admitir que el sonido de este instrumento es extraordinariamente puro y homogéneo; y el Journal de Paris destacaba en 1811 «la pureza y delicadeza de sus sonidos». Por añadidura, los informes efectuados por especialistas del Conservatorio Imperial y del Atéenée des Arts, concluyeron que la flauta de cristal poseía más brillo, pureza y homogeneidad» que las demás.

 Personalmente, creo que el instrumento ideado por Laurent pudo ser un puente entre la flauta de madera y la flauta metálica de Theobald Boehm. Hay que subrayar que Boehm visitó al luthier parisino en 1833 para mostrarle su nueva flauta, hecho que confirma que conocía la flauta de cristal y evidencia el respeto que profesaba a Claude Laurent. En el momento de la creación del modelo definitivo del fabricante alemán (1847), la flauta con cuerpo de cristal era conocida internacionalmente desde hacía décadas y su sonido formaba parte del universo sonoro de Europa. 

8. Extremo superior y corona de nácar de la flauta de Claude Laurent de 1839 conservada en el Museu de la Música de Barcelona (MDMB149). Fotografía: Rosa Tamarit.

EL FIN DE UNA ÉPOCA

El peso y la fragilidad del instrumento se han aducido a menudo como argumentos para explicar la falta de continuidad de la construcción de flautas con cristal. Si bien estos son elementos que pudieron influir, considero que los aspectos más decisorios fueron la dificultad extrema del proceso de fabricación, la creación de la flauta metálica de Boehm y el cambio de modelo social que favorecía unos instrumentos más aptos para la democratización de la práctica musical. Por un lado, la delicada fabricación y montaje del mecanismo en el cuerpo de vidrio requería una técnica, habilidad y especialización que solo Laurent pudo llevar a los límites de excelencia alcanzados. Las tentativas de algunos seguidores no tuvieron éxito; únicamente su aprendiz, Joseph Dominique Breton, fue capaz ––al haber recibido la enseñanza directa de Laurent–– de continuar su producción, si bien su taller fabricaba principalmente todo tipo de instrumentos de viento con otros materiales. No obstante, Breton fue reconocido especialmente por la manufactura con cristal de boquillas para instrumentos de viento metal y para clarinete, modalidad que su patrón ya había iniciado.

9. Flauta de Laurent con sistema Boehm de 1844 (DCM0011). Fotografía: Dayton C. Miller Flute Collection. Music Division, Library of Congress.

Por otra parte, el registro de la segunda patente del nuevo modelo de Boehm en 1847 provocó la progresiva adopción de las flautas metálicas: potentes, resistentes y que se podían fabricar en serie. No hay que olvidar, sin embargo, que el fabricante alemán incorporó algunas de las innovaciones de Laurent, como el sistema de llaves sobre pilares para adaptar las llaves en el tubo, sin el cual no habría sido viable la adaptación del nuevo y complejo mecanismo de Boehm.

La flauta de cristal fue la representación de l’esprit du temps de una época que expiró a la par que la vida de su creador, dejando paso a una nueva sociedad en la que un instrumento de tal lujo y delicadeza no tenía cabida. Los nuevos procesos de fabricación, más rápidos y económicos, favorecieron una producción de instrumentos musicales con precios asequibles para todos. Los aristócratas amateurs, que habían formado gran parte de la clientela de Laurent, fueron relevados por una clase media que elegía el instrumento que más se adaptaba a sus necesidades en los grandes establecimientos cuya producción incluía todas las gamas de calidad y precio. Poco a poco, la flauta de cristal cayó en desuso y su sonido genuino fue olvidado junto con su creador, el relojero que dedicó su vida a crear un instrumento musical único. 


Montserrat Gascón

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Flautista de amplia trayectoria concertística, su repertorio abarca desde música barroca y clásica interpretada con instrumentos históricos hasta la música contemporánea. Montserrat Gascón es, además, doctora en Musicología por la Universidad Autónoma de Barcelona, gracias a una tesis doctoral ––reconocida con el Premio Extraordinario de Doctorado–– que dedicó al estudio histórico-cultural y organológico de las flautas de cristal de Claude Laurent. Profesora titular de música de cámara en la Escuela Superior de Música de Catalunya (Barcelona, España), combina la docencia y la investigación con su faceta de intérprete, de la que actualmente destacan los conciertos que ofrece con una flauta de cristal de cinco llaves construida en 1823 por Laurent en París.